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Vitamina D y sistema inmunológico

Vitamina D y sistema inmunológico: un vínculo esencial para la salud

La vitamina D es mucho más que un simple nutriente. Reconocida principalmente por su papel en la salud ósea y el metabolismo del calcio, la investigación científica de las últimas décadas ha revelado su crucial función como un potente inmunomodulador. El sistema inmunológico, la compleja red de células, tejidos y órganos que defiende al cuerpo contra enfermedades, depende en gran medida de niveles adecuados de vitamina D para funcionar de manera óptima. Por ello, comprender esta relación es fundamental para la prevención de enfermedades y el mantenimiento de la salud general.

Vitamina D: mucho más que la “vitamina del sol”

La vitamina D es una vitamina liposoluble única, ya que el cuerpo puede producirla al exponerse a la luz solar ultravioleta. Esta vitamina se transforma en el hígado en una sustancia llamada calcidiol. Luego, en los riñones y en otras partes del cuerpo, esa sustancia se convierte en su forma activa, llamada calcitriol, que es la que cumple funciones importantes en el organismo (1)

El calcitriol se une a los receptores de vitamina D localizados en el intestino, los riñones, las glándulas paratiroides y los huesos. Su principal acción es aumentar la absorción intestinal de calcio, lo cual contribuye al incremento de los niveles de calcio en sangre. Además, favorece la reabsorción renal de calcio y regula el recambio óseo (2).

El rol de la vitamina D en la inmunidad 

En los últimos años, se ha descubierto que la vitamina D no solo es importante para los huesos y el equilibrio de minerales, sino que también tiene un papel clave en el sistema inmunológico. Esto se debe a que muchas células del cuerpo, especialmente las del sistema inmune (como los glóbulos blancos), tienen receptores para la vitamina D y pueden usarla activamente. Además, existe una proteína llamada DBP, la cual se encarga de transportar la vitamina D por el cuerpo, y también influye en cómo funciona el sistema inmune.

Nuevas investigaciones sugieren que tener niveles bajos de vitamina D o ciertas variaciones en los genes relacionados con esta vitamina podrían aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, donde el cuerpo ataca por error sus propios tejidos (3).

En una investigación sobre la vitamina D y la enfermedad renal crónica se explica que las personas con este tipo de condiciones suelen morir por problemas cardíacos o infecciones. Además, es común que tengan bajos niveles de vitamina D, lo que puede debilitar su sistema inmunológico. Aunque sus riñones no funcionen bien, otras partes del cuerpo pueden seguir usando la vitamina D de forma local para ayudar a defenderse de infecciones. Esta vitamina actúa en dos frentes del sistema inmune: el innato (la primera línea de defensa del cuerpo contra agentes infecciosos) y el adaptativo (defensa que desarrolla el cuerpo con el tiempo para protegerse). Ayuda a producir sustancias que combaten bacterias, mejora la limpieza celular y regula ciertas células inmunes para que no reaccionen de más.

También puede ayudar a controlar enfermedades autoinmunes (cuando el cuerpo ataca sus propios tejidos). Tener suficiente vitamina D es clave para que el sistema inmune funcione bien, especialmente en personas con problemas renales. Aunque se requieren más estudios para establecer recomendaciones universales, la evidencia actual respalda el uso de suplementos en poblaciones con riesgo de deficiencia o necesidades aumentadas (4).

Deficiencia de vitamina D y riesgo de infecciones

Numerosos estudios han explorado la correlación entre la deficiencia de vitamina D y una mayor susceptibilidad a infecciones. 

Un estudio realizado sobre pacientes con hepatitis viral, sugiere que la vitamina D podría desempeñar un papel importante en la regulación del sistema inmunológico en personas con esta condición, ya que puede influir en células clave como los linfocitos T (los glóbulos blancos que ayudan a identificar y atacar virus) y las células B (los glóbulos blancos responsables de producir anticuerpos).

Se observó que cuando hay deficiencia de vitamina D, aumentan los glóbulos blancos que producen anticuerpos, pero disminuyen aquellos que atacan los virus, lo que impide una respuesta inmune efectiva (5).

Durante la pandemia de COVID-19, la atención sobre la vitamina D y su papel en la inmunidad se intensificó. Múltiples investigaciones han indicado una asociación entre la deficiencia de vitamina D y una mayor gravedad de la enfermedad y el riesgo de mortalidad por COVID-19, aunque se requiere más investigación para establecer una causalidad definitiva. 

Un ensayo controlado aleatorizado en el que pacientes asintomáticos o levemente sintomáticos que sufrían de COVID-19 recibieron 60.000 UI de colecalciferol durante 7 días, mostró que 62,5% de quienes recibieron la vitamina D resultaron negativos para el SARS-CoV-2. Otro estudio con pacientes hospitalizados con COVID-19 reveló que los pacientes que recibieron suplementos de vitamina D experimentaron una menor probabilidad de ingresos en cuidados intensivos. Por otro lado, otra investigación con pacientes de la tercera edad que padecían COVID-19, mostró una tasa de supervivencia del 82,5% entre los pacientes que recibieron la intervención. (6).

En este sentido, es importante recordar que si bien instituciones como la Organización Mundial de la Salud reconocen la importancia de la vitamina D (7), la estrategia principal para mantener niveles adecuados de esta vitamina debe ser una dieta equilibrada y la exposición solar segura, complementada con suplementos si la dieta y la exposición son insuficientes y bajo supervisión médica.

Suplementos de vitamina D: ergocalciferol y colecalciferol

Cuando la exposición solar es insuficiente y la dieta no puede cubrir las necesidades, la suplementación se convierte en una estrategia fundamental para mantener niveles óptimos de vitamina D. Sin embargo, en el mercado de los suplementos, se encuentran principalmente dos formas: vitamina D2 (ergocalciferol) y vitamina D3 (colecalciferol). Ambas son formas de vitamina D, pero difieren en su origen y, lo que es más importante, en su eficacia para elevar los niveles de vitamina D en el cuerpo.

El ergocalciferol se obtiene principalmente de fuentes vegetales. Ha sido utilizada durante mucho tiempo en alimentos fortificados y suplementos. Por otro lado, la vitamina D3 es la forma que produce naturalmente el cuerpo humano cuando la piel se expone a la luz solar UVB. También se encuentra en fuentes de origen animal, como los pescados grasos y el aceite de hígado de bacalao, y es la forma más común en la mayoría de los suplementos.

La eficacia del colecalciferol sobre el ergocalciferol para la salud humana es un tema ampliamente investigado. Numerosos estudios han demostrado que la vitamina D3 es significativamente más efectiva que la vitamina D2 para aumentar y mantener los niveles de calcidiol, la forma de almacenamiento que mejor refleja el estado de vitamina D en el cuerpo. 

Un estudio se propuso comparar los efectos de tomar una dosis diaria de vitamina D2 y D3 en personas adultas sanas durante el invierno en Nueva Zelanda. Los participantes, de entre 18 y 50 años, fueron divididos en tres grupos: uno tomó vitamina D3, otra vitamina D2 y otro un placebo (una pastilla sin efecto). Todos siguieron el tratamiento durante 25 semanas, desde el final del verano.

Durante el estudio, se midieron los niveles de vitamina D en la sangre de los participantes en varios momentos. Al principio, los niveles eran normales. Sin embargo, después de 25 semanas, quienes tomaron colecalciferol mantuvieron esos niveles estables, mientras que quienes tomaron ergocalciferol o placebo vieron una caída importante.

En conclusión, la vitamina D3 fue más efectiva que la D2 para mantener niveles adecuados de esta vitamina durante el invierno, cuando la falta de luz solar es más intensa. Aunque aún se necesita investigar más para entender bien las consecuencias de estas diferencias, los resultados indican que no todas las formas de vitamina D actúan igual en el cuerpo (8).

Otro estudio comparó el ergocalciferol y el colecalciferol entre mujeres europeas y del sur de Asia durante el invierno utilizando alimentos fortificados. La investigación concluyó que la vitamina D3 fue más eficaz que la vitamina D2 para aumentar los niveles de vitamina D en invierno (9).

Un meta análisis comparativo entre la D2 y D3 para incrementar los niveles de vitamina D indica que esta última (colecalciferol) es más efectiva, por lo que se sugiere que podría convertirse potencialmente en la opción preferida para la administración de suplementos. Sin embargo, se requiere investigación adicional para examinar las vías metabólicas implicadas en la administración oral e intramuscular de vitamina D y los efectos en función de la edad, el sexo y el origen étnico. (10).

Recomendaciones de ingesta y consideraciones futuras

Las recomendaciones de ingesta diaria de vitamina D varían según la edad y las circunstancias individuales. El Instituto de Medicina de EE. UU y el National Institutes of Health sugieren una ingesta diaria recomendada de 600 UI (unidades internacionales) para la mayoría de los adultos, aumentando a 800 UI para adultos mayores (1). 

En la región, la Sociedad Iberoamericana de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (SIBOMM) sugiere una ingesta de 800 a 2000 UI al día en adultos de 18 a 70 años en lo que respecta a la suplementación. Sin embargo, enfatiza en la necesidad de personalizar las recomendaciones en función de factores como el estado de salud, la edad, la raza, el peso corporal, la ubicación geográfica de cada individuo, las prácticas dietéticas y culturales (11).

Para saber si los niveles de vitamina D son adecuados en sangre y si si existe necesidad de suplementación, es fundamental acudir a un profesional de la salud. La vitamina D es generalmente segura cuando se usa de manera adecuada; sin embargo, como con cualquier nutriente, un consumo excesivo puede llevar a toxicidad, aunque esto es poco frecuente. La toxicidad por vitamina D puede causar hipercalcemia (niveles elevados de calcio en sangre), lo que a su vez puede generar síntomas como náuseas, vómitos, debilidad muscular, dolor, pérdida de apetito, deshidratación, aumento en la frecuencia urinaria, sed excesiva y formación de cálculos renales (1).

A pesar de la creciente evidencia sobre el papel de la vitamina D en la inmunidad, aún existen desafíos y áreas de investigación en curso. Determinar los niveles óptimos de vitamina D para la función inmunológica sigue siendo un tema de debate. Además, la respuesta individual a la suplementación de vitamina D puede variar debido a factores genéticos y otros determinantes de la salud.

Conclusión

La vitamina D es un componente esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Su capacidad para modular tanto la inmunidad innata como la adaptativa la convierte en un factor crítico en la defensa del cuerpo contra enfermedades y en la prevención de enfermedades autoinmunes. La evidencia acumulada subraya la importancia de mantener niveles adecuados de vitamina D para una óptima salud inmunológica.

Si bien la exposición solar y algunos alimentos contribuyen a la ingesta de vitamina D, la suplementación, preferentemente con colecalciferol, puede ser necesaria para muchas personas, especialmente en regiones con poca luz solar o para aquellos con factores de riesgo de deficiencia. Sin embargo, la suplementación debe ser siempre individualizada y guiada por un profesional de la salud, quien podrá evaluar los niveles sanguíneos de vitamina D y recomendar la dosis adecuada. Fomentar la conciencia sobre el papel crucial de la vitamina D en la inmunidad es un paso vital hacia una mejor salud pública y una mayor resiliencia ante las enfermedades.

Referencias

1. Vitamin D Fact Sheet for Health Professionals. [Internet]. National Institutes of Health Office of Dietary Supplements. Estados Unidos. 2024. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminD-HealthProfessional/ 

2. Lung BE, Komatsu DEE. Calcitriol. [Internet]. StatPearls. Estados Unidos. 2025.  [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK526025/ 

3.Gholamreza Daryabor, Nasser Gholijani, Fatemeh Rezaei Kahmini.A review of the critical role of vitamin D axis on the immune system [Internet]. Experimental and Molecular Pathology.2023. [Consultado el 05 de junio de 2025] Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0014480023000175?via%3Dihub 

4.Wen-Chih Liu, Cai-Mei Zheng, Chien-Lin Lu, Yuh-Feng Lin, Jia-Fwu Shyu, Chia-Chao Wu, Kuo-Cheng Lu. Vitamin D and immune function in chronic kidney disease [Internet]. Clinica Chimica Acta. 2015. [Consultado el 05 de junio de 2025].  Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0009898115003824 

5.Catharina Gerhards, Andreas Teufel, Marlis Gerigk, Michael French, Christoph Antoni, Matthias Ebert, Michael Neumaier, Osman Evliyaoglu.Potential role of Vitamin D in immune response in patients with viral hepatitis [Internet]. Nutrition. 2024. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0899900724000972 

6.Muhammad Imran, Ramna Zia, Maryam Ali, Saima Sadaf, Kiran Iqbal, Asad Ali, Usama Iqbal, Sana Muhammad Din, Jawaria Shahid, Ali Ahsan, Zahra Kalim, Chaudhry Ahmed Shabbir, Sajjad Ullah. Therapeutic role of vitamin D in COVID-19 patients [Internet]. Clinical Nutrition Open Science. 2024. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2667268524000627 

7. Vitamin and mineral requirements in human nutrition. [Internet]. Organización Mundial de la Salud. Ginebra. 2004.  [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/42716/9241546123.pdf

8. Logan VF, Gray AR, Peddie MC, Harper MJ, Houghton LA. Long-term vitamin D3 supplementation is more effective than vitamin D2 in maintaining serum 25-hydroxyvitamin D status over the winter months [Internet]. British Journal Nutrition. 2013. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23168298/ 

9. Tripkovic L, Wilson LR, Hart K, Johnsen S, de Lusignan S, Smith CP, Bucca G, Penson S, Chope G, Elliott R, Hyppönen E, Berry JL, Lanham-New SA. Daily supplementation with 15 μg vitamin D2 compared with vitamin D3 to increase wintertime 25-hydroxyvitamin D status in healthy South Asian and white European women: a 12-wk randomized, placebo-controlled food-fortification trial.[Internet]. The American Journal of Clinical Nutrition. 2017. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28679555/ 

10. Tripkovic L, Lambert H, Hart K, Smith CP, Bucca G, Penson S, Chope G, Hyppönen E, Berry J, Vieth R, Lanham-New S. Comparison of vitamin D2 and vitamin D3 supplementation in raising serum 25-hydroxyvitamin D status: a systematic review and meta-analysis [Internet]. American Journal of Clinical Nutrition. 2012. [Consultado el 05 de junio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22552031/ 

11. Gómez, O., Campusano, C., Cerdas-P, S., Mendoza, B., Páez-Talero, A., de la Peña-Rodríguez, M. P., Reza-Albarrán, A. A., & Rueda-Plata, P. N. Clinical Practice Guidelines of the Latin American Federation of Endocrinology for the use of vitamin D in the maintenance of bone health: recommendations for the Latin American context. [Internet]. Archives of osteoporosis. 2024. [Consultado el 10 de junio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11162390/