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Deficiencia de hierro y estado de ánimo en la mujer ¿existe relación

Deficiencia de hierro y estado de ánimo en la mujer ¿existe relación?

La deficiencia de hierro es una de las deficiencias nutricionales más comunes en el mundo, y puede afectar tanto a hombres como a mujeres. Durante años, se ha vinculado principalmente con síntomas físicos como la fatiga, la debilidad o la palidez, pero cada vez más investigaciones sugieren que sus efectos se extienden mucho más allá del cuerpo, afectando también el bienestar emocional y psicológico. En las mujeres, esta relación parece ser especialmente significativa debido a factores hormonales, reproductivos y sociales que las hacen más vulnerables tanto a la deficiencia de hierro como a los trastornos del estado de ánimo.

¿Por qué las mujeres son más propensas a la deficiencia de hierro?

El hierro es un mineral esencial que participa en múltiples funciones corporales, entre ellas, la producción de hemoglobina, el transporte de oxígeno y el metabolismo energético. Las mujeres, en especial las que están en edad fértil, tienen mayores requerimientos de hierro por varias razones:

Menstruación: la pérdida mensual de sangre puede llevar a una disminución progresiva de los niveles de hierro, especialmente en mujeres con menstruaciones abundantes (1)

Embarazo y lactancia: durante estas etapas, las necesidades de hierro aumentan, tanto para cubrir las propias reservas maternas como para satisfacer las del feto o el lactante (1).

Alimentación inadecuada: las dietas bajas en hierro hemo (de origen animal) o el seguimiento de patrones vegetarianos o veganos sin una correcta suplementación también pueden contribuir a la deficiencia.

Esta vulnerabilidad biológica se suma a factores socioculturales que muchas veces colocan a las mujeres en situaciones de mayor riesgo nutricional.

De la fatiga a la tristeza: cómo la falta de hierro afecta el estado de ánimo

Aunque tradicionalmente se ha visto la deficiencia de hierro como un problema físico, hay una creciente evidencia que sugiere que también puede tener un fuerte impacto en el estado de ánimo. En especial, se ha observado que mujeres con bajos niveles de hierro presentan con mayor frecuencia síntomas como irritabilidad, tristeza persistente, dificultad para concentrarse, fatiga mental o pérdida de interés en actividades placenteras (2).

Un estudio publicado en el The American Journal of Clinical Nutritionencontró que madres con anemia ferropénica reportaron interacciones madre-hijo menos óptimas, lo que a su vez contribuyó a que las madres tuviesen menor disponibilidad emocional para sus bebés. Estas alteraciones respondieron positivamente a la terapia con hierro (2).

El hierro en el cerebro: un actor clave en la regulación emocional

El hierro no solo es importante para el transporte de oxígeno, sino que también cumple un papel fundamental en el sistema nervioso central. Durante la infancia y adolescencia, el cerebro se desarrolla rápidamente. En este proceso, ciertas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, como la dopamina, serotonina y norepinefrina, son fundamentales para que las neuronas se conecten correctamente. Estas sustancias no solo ayudan en la comunicación entre neuronas, sino que también participan en cómo crecen y se organizan las redes del cerebro (3)

El hierro juega un papel esencial en este desarrollo. Es necesario para que el cuerpo pueda producir estas sustancias químicas y también para que se eliminen correctamente cuando ya no se necesitan. Por ejemplo, el hierro ayuda a que funcionen enzimas clave que fabrican dopamina y serotonina.

Además, se ha observado que:

  • El hierro se encuentra en las mismas zonas del cerebro donde actúa la dopamina.
  • Cuando hay falta de hierro, los niveles de dopamina y norepinefrina aumentan en ciertas áreas del cerebro, lo que puede alterar su funcionamiento normal.
  • Esta deficiencia también reduce la cantidad de receptores y transportadores que permiten que la dopamina actúe correctamente, afectando la comunicación entre neuronas.
  • Estos efectos no se deben a la anemia en sí, sino específicamente a la falta de hierro en el cerebro, lo que demuestra que el hierro tiene un rol independiente y crítico en la salud cerebral (3).

En resumen, el hierro no solo es importante para el cuerpo, sino también para el desarrollo del cerebro, especialmente en la infancia. Su deficiencia puede alterar la forma en que el cerebro procesa emociones, atención y aprendizaje, afectando potencialmente el comportamiento y el estado de ánimo.

Evidencia científica que respalda la relación entre hierro y estado de ánimo

Existen múltiples estudios que han explorado la conexión entre el hierro y la salud mental. Un estudio de 2003 sobre los bajos niveles de hierro como factor de riesgo en la depresión post parto encontró que sí existe una relación entre la anemia en los primeros días después del parto y el riesgo de desarrollar depresión posparto (DPP). Esta es una condición emocional seria que puede afectar la salud de la madre y del bebé.

En el estudio, se visitó a mujeres que habían tenido un parto sin complicaciones en sus casas durante los días 7, 14 y 28 después del nacimiento. Se les midió la hemoglobina (una proteína de los glóbulos rojos que indica si hay anemia) y se les pidió que completaran un cuestionario sobre síntomas de depresión en el día 28.

Los resultados mostraron que cuanto más baja era la hemoglobina en el día 7, más altos eran los síntomas de depresión en el día 28. Es decir, había una relación clara entre anemia temprana y mayor riesgo de sentirse deprimida semanas después del parto (4).

Otra investigación realizada con mujeres que no tenían anemia pero sí sentían fatiga sin causa aparente, se evaluó si los suplementos de hierro podían ayudarlas. Participaron 136 mujeres, y casi todas completaron el estudio. Más de la mitad tenía niveles bajos de ferritina (una proteína que indica cuánta reserva de hierro hay en el cuerpo).

Al comenzar, los dos grupos (uno con hierro y otro con placebo) eran muy parecidos en cuanto a edad, niveles de hierro, hemoglobina, y síntomas de fatiga, ansiedad o depresión. También fue similar la cantidad de mujeres que siguieron el tratamiento y las que lo abandonaron. Después de un mes las mujeres que tomaron hierro redujeron su nivel de fatiga en un 29%, mientras que las del grupo placebo sólo mejoraron un 13%.

La diferencia entre ambos grupos fue estadísticamente significativa, lo que indica que el hierro tuvo un verdadero efecto positivo. El beneficio se observó solo en mujeres con reservas de hierro bajas, aunque sin anemia, lo que llevó a concluir que las mujeres que no tienen anemia pero sí sufren fatiga persistente podrían sentirse mejor tomando suplementos de hierro, especialmente si tienen las reservas de hierro algo bajas (5).

Diagnóstico: más allá de la anemia

Uno de los principales desafíos en el abordaje de la deficiencia de hierro es que muchas veces no se presenta con anemia evidente. Este cuadro, conocido como deficiencia de hierro no anémica, puede pasar desapercibido en los análisis de rutina, ya que los valores de hemoglobina pueden estar dentro del rango normal, aunque las reservas de hierro (reflejadas en la ferritina) estén bajas.

Actualmente, la anemia por deficiencia de hierro afecta a unas 1.200 millones de personas en todo el mundo, pero la falta de hierro sin llegar a causar anemia es al menos el doble de frecuente. A pesar de lo común que es esta condición, muchos médicos no la detectan fácilmente. Para diagnosticar esta carencia de hierro sin anemia, se necesita analizar varios parámetros en la sangre, como los niveles de hemoglobina y ferritina. Aunque a veces la causa de la falta de hierro es evidente, muchas veces pasa desapercibida (6)

El tratamiento principal suele ser el hierro en comprimidos, pero en casos de enfermedades inflamatorias crónicas o cuando el hierro oral no se tolera bien o no funciona, se recomienda el uso de hierro intravenoso (6).

Por eso, cuando una mujer presenta síntomas como cansancio persistente, irritabilidad, falta de concentración o tristeza inexplicable, es importante que los profesionales de la salud consideren evaluar el estado de hierro, incluso si no hay signos visibles de anemia.

Prevención y hábitos clave

Lo ideal sería que las mujeres pudieran compensar la pérdida de hierro simplemente a través de una alimentación adecuada. Sin embargo, esto depende de varios factores: la cantidad de hierro presente en los alimentos, cuánto se consume, cuán bien se absorbe en el intestino, y la forma en que se presenta el hierro (por ejemplo, si proviene de fuentes animales o vegetales).

Los alimentos ricos en hierro, como las carnes, contienen aproximadamente 2 mg de hierro por cada 100 gramos, pero solo entre un 1% y un 20% de ese hierro es absorbido por el cuerpo. Para cubrir las necesidades diarias de unas 2 mg de hierro absorbido, habría que comer unos 300 g de carne o pescado, 1 kg de soja o hasta 5 kg de espinaca. Esto demuestra que, con los hábitos alimentarios actuales, es muy difícil cubrir la falta de hierro solo con la dieta (7)

Cuando la dieta no es suficiente, se recurre a suplementos de hierro, que pueden tomarse por vía oral (en pastillas, gotas o jarabes) o aplicarse por vía intravenosa. Los suplementos orales pueden presentarse en dos formas:

  • Sales de hierro ferroso: se absorben mejor pero pueden causar más molestias gastrointestinales.

  • Complejos de hierro férrico: se toleran mejor, pero se absorben menos (7).

En cualquier caso, debe ser un médico quien determine si efectivamente existe deficiencia de hierro y cuál es la mejor forma de compensar tal deficiencia, según el historial médico del paciente.

Monitoreo en etapas de riesgo

Las mujeres en determinadas etapas de la vida necesitan un control más frecuente de sus niveles de hierro:

  • Adolescencia (por el inicio de la menstruación)

  • Embarazo y postparto

  • Lactancia

  • Perimenopausia con ciclos menstruales abundantes

Contar con un seguimiento médico y análisis de sangre periódicos puede hacer una gran diferencia en la prevención de síntomas físicos y emocionales.

Mujer con condiciones especiales:

Sangrados uterinos anormales, miomas, endometriosis: tratar la causa de fondo + hierro oral/IV.

Pacientes con cáncer, insuficiencia cardiaca o enfermedad renal: suele preferirse hierro intravenoso.

Duración del tratamiento

Continuar 3 meses después de normalizar hemoglobina para recuperar depósitos.Control con ferritina y Hb.

En resumen el hierro oral es primera línea, el hierro IV si anemia severa, mala tolerancia o necesidad rápida de corrección. Siempre buscar y corregir la causa del déficit (sangrado, dieta insuficiente, embarazo).

El impacto del tratamiento

Numerosos estudios han evaluado el efecto del tratamiento con hierro sobre el estado de ánimo en mujeres con deficiencia, y los resultados son prometedores.

En 2011, un ensayo controlado aleatorio fue el primero en probar si el hierro intravenoso ayudaba a reducir la fatiga en mujeres que no tenían anemia pero sí reservas bajas de hierro. Participaron 90 mujeres premenopáusicas de las cuales, de forma aleatoria y a ciegas, recibieron o bien 800 mg de hierro por vía intravenosa o un placebo.

El 82% de las mujeres tratadas con hierro reportaron sentirse menos fatigadas, frente al 47% del grupo placebo.

En cuanto a efectos secundarios, el 21% de las mujeres con hierro intravenoso tuvo molestias relacionadas con el fármaco, comparado con el 7% del placebo, pero ninguno fue grave.

La conclusión del estudio fue que administrar hierro directamente en vena puede mejorar la fatiga en mujeres con reservas bajas de hierro, incluso si no tienen anemia. Además, el tratamiento fue seguro y bien tolerado (8).

Un abordaje integral: hierro y salud emocional

La relación entre deficiencia de hierro y estado de ánimo no debe ser vista como un simple desequilibrio nutricional. Es importante abordarla desde una perspectiva integral que reconozca los múltiples factores que atraviesan la salud de la mujer:

  • Biológicos, como el ciclo menstrual, el embarazo o la lactancia.

  • Psicológicos, ya que el malestar emocional muchas veces se silencia o se normaliza.

  • Sociales, considerando que muchas mujeres priorizan el cuidado de otros antes que su propia salud, postergando diagnósticos o tratamientos.

La deficiencia de hierro puede afectar profundamente el estado de ánimo y la calidad de vida de las mujeres, incluso sin anemia aparente. Este vínculo, respaldado por evidencia científica, debe ser tomado en cuenta tanto en el ámbito médico como en la prevención y promoción de la salud.

Identificar los signos tempranos, mejorar la educación sobre nutrición y menstruación, y promover un abordaje integral que combine el cuidado físico y emocional son pasos fundamentales para garantizar el bienestar femenino en todas las etapas de la vida.

Referencias

  1. Iron. Fact sheet for health professionals [Internet]. National Institutes of Health. 2024.[Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://ods.od.nih.gov/factsheets/Iron-HealthProfessional/
  2. Murray-Kolb Laura, Beard John L. Iron deficiency and child and maternal health. The American Journal of Clinical Nutrition. 2009. [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0002916523237740
  3. Beard, J.Iron Deficiency Alters Brain Development and Functioning. [Internet]. The Journal of Nutrition. 2003. [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022316622158888
  4. Corwin Elizabeth J; Murray-Kolb Laura E; Beard John L. Low Hemoglobin Level Is a Risk Factor for Postpartum Depression [Internet]. The Journal of Nutrition.  [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S002231662216178X
  5. Verdon, F., Burnand, B., Stubi, C. L., Bonard, C., Graff, M., Michaud, A., Bischoff, T., de Vevey, M., Studer, J. P., Herzig, L., Chapuis, C., Tissot, J., Pécoud, A., & Favrat, B. Iron supplementation for unexplained fatigue in non-anaemic women: double blind randomised placebo controlled trial.  [Internet]. British medical journal. 2003. [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC156009/
  6. Al-Naseem, A., Sallam, A., Choudhury, S., & Thachil, J. . Iron deficiency without anaemia: a diagnosis that matters. [Internet]. Clinical medicine.2021.[Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8002799/
  7. Breymann, C., Römer, T., & Dudenhausen, J. W. Treatment of Iron Deficiency in Women. [Internet] Geburtshilfe und Frauenheilkunde. 2013. [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC4647225
  8. Krayenbuehl PA, Battegay E, Breymann C, Furrer J, Schulthess G. Intravenous iron for the treatment of fatigue in nonanemic, premenopausal women with low serum ferritin concentration. [Internet]. Blood. 2011. [Consultado el 03 de julio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21705493/