qué causa el estrés

¿Qué causa el estrés y cómo controlarlo? 7 recomendaciones médicas

El estrés es una reacción del cuerpo ante desafíos, amenazas o exigencias, externas o internas, en la cual nuestro organismo produce y libera ciertos tipos de hormonas que aumentan el estado de alerta y preparan al individuo para la acción.

El estrés puede ser positivo, cuando contribuye a que evitemos el peligro o nos ayuda a cumplir con exigencias académicas o laborales en los lapsos establecidos, pero el estrés también puede ser muy negativo si es de gran intensidad o si se prolonga demasiado en el tiempo.

A continuación, veremos cuáles son los tipos de estrés más comunes, sus principales causas y efectos a largo plazo, cómo afecta el estrés a nuestro cuerpo y algunas recomendaciones útiles para controlar el estrés.

Tipos de estrés: agudo y crónico

El estrés siempre es generado por uno o varios agentes desencadenantes, denominados agentes o situaciones estresantes. En este sentido, existen distintos tipos de estrés. Sin embargo, todas las formas de estrés pueden clasificarse, según su duración, como estrés agudo o estrés crónico.

Estrés agudo

El estrés agudo es un tipo de estrés de corta duración, que se puede presentar en distintos grados de intensidad de acuerdo con la magnitud e importancia del agente estresante. 

Este tipo de estrés se produce cuando se realiza una actividad emocionante (como subir a una montaña rusa o saltar en paracaídas), ante una situación de peligro o de conflicto.

El estrés agudo desaparece rápidamente al cesar la condición desencadenante y es útil porque nos ayuda a mantener la alerta y el control ante amenazas, exigencias y situaciones de riesgo. En nuestra vida cotidiana experimentamos con cierta frecuencia episodios de estrés agudo.

Estrés crónico

El estrés crónico es un tipo de estrés de larga duración, que también se puede presentar en distintos grados de intensidad de acuerdo con la magnitud e importancia del agente estresante, pero cuya característica principal es que se prolonga de manera sostenida en el tiempo.

Este tipo de estrés puede generar problemas de salud importantes en el mediano y largo plazo, así como un deterioro significativo del bienestar y la calidad de vida de quien lo padece. 

Con frecuencia, las personas que presentan estrés crónico están tan acostumbradas a los signos y síntomas que no se dan cuenta que sufren un tipo de estrés, o atribuyen los síntomas a otros padecimientos, circunstancias o condiciones de salud.

Efectos del estrés a largo plazo

Efectos físicos del estrés a largo plazo

  • Cardiopatías: estas incluyen hipertensión arterial, aumento del riesgo de padecer infartos, accidentes cardiovasculares, arritmias y taquicardias, deterioro del tejido cardiovascular, etc.
  • Debilitamiento del sistema inmunológico: lo cual aumenta el riesgo de contraer enfermedades infecciosas, tanto virales como bacterianas, hongos, etc.
  • Enfermedades metabólicas: aumenta el riesgo de padecer diabetes y otros trastornos metabólicos.

Adicionalmente, las personas que sufren estrés tienden a mitigarlo con el consumo de alcohol, tabaco, drogas o alimentos poco saludables, lo cual aumenta las probabilidades de desarrollar sobrepeso y otras afectaciones de salud.

  • Depresión: el estrés prolongado puede contribuir al desarrollo de la depresión, ansiedad, episodios de pánico y otros trastornos psicológicos y emocionales.

Efectos sociales del estrés a largo plazo

  • Problemas familiares y de pareja: la persona que padece estrés prolongado puede experimentar un deterioro de sus relaciones familiares y de pareja, tender al aislamiento, conflicto o, incluso, la violencia intrafamiliar.
  • Problemas académicos y/o laborales: la persona estresada sufre una disminución de su atención y concentración, lo cual incide negativamente en su desempeño académico y/o laboral.

Esto aumenta las tensiones y exigencias y, por lo tanto, los agentes estresantes. De esta forma, se genera un círculo vicioso de estrés que se retroalimenta.

¿Qué causa el estrés?

Las causas del estrés son muy diversas y varían de acuerdo a factores como la edad, la personalidad, etc. Sin embargo, se pueden identificar causas externas y causas internas para la mayoría de los tipos de estrés.

Causas externas

Las causas externas son todas aquellas amenazas, situaciones, demandas, riesgos, peligros o exigencias exógenas que afectan al individuo. Entre ellas se pueden mencionar:

  • La muerte de un ser querido.
  • Preocupaciones económicas.
  • Inestabilidad laboral.
  • Enfermedades crónicas.
  • Catástrofes naturales.
  • Cambios de vida inesperados.

Causas internas

Las causas internas tienen que ver en gran medida con la forma o manera cómo la persona reacciona ante los agentes estresantes externos.

Entre ellas se pueden mencionar factores como la personalidad, la percepción y valoración de los eventos y situaciones, etc.

Causas más comunes del estrés según rangos de edad

Aunque existen causas generales para el estrés, por ejemplo, la muerte de un ser querido o la exposición a una catástrofe natural, se han identificado algunas causas que son más comunes o frecuentes en ciertos tipos de población de acuerdo a sus rangos de edad.

  • Causas comunes del estrés en adultos: preocupaciones económicas, inestabilidad o problemas laborales, enfermedades graves, problemas de pareja o divorcios, problemas legales, cambio de profesión o actividad laboral.
  • Causas comunes del estrés en niños y adolescentes: preocupaciones por su rendimiento escolar, exceso de actividades escolares, problemas con amigos, acoso escolar, presiones de su medio social, tener pensamientos negativos sobre ellos mismos, problemas familiares, divorcio de los padres, mudanzas, cambios del cuerpo.

¿Cómo afecta el estrés a mi cuerpo?

Como hemos visto, el estrés prolongado afecta de diversas maneras al cuerpo. Algunos de los efectos más importantes del estrés prolongado sobre el cuerpo humano, tanto por la frecuencia con que se presentan como por la gravedad de su impacto sobre la salud, son: 

Aumento de la presión arterial

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la hipertensión arterial como una tensión arterial sistólica mayor o igual a 140 milímetros de mercurio (140 mmHg) y/o una tensión arterial diastólica mayor o igual a 90 milímetros de mercurio (140 mmHg).

En este sentido, el estrés ha sido identificado como una de las causas del aumento de la presión arterial en personas jóvenes y adultas.

Estudios médicos han encontrado que niveles altos de las hormonas asociadas al estrés (el cortisol, la norepinefrina, la epinefrina, y la dopamina) aumentan el riesgo de desarrollar presión arterial alta y sufrir eventos cardiovasculares.

Cuando una persona se encuentra expuesta a un agente o situación generadora de estrés, el organismo produce y libera estas hormonas en el torrente sanguíneo las cuales, entre otros efectos, hacen que aumenten la intensidad y frecuencia de los latidos del corazón y, además, tienen un efecto vasoconstrictor, todo lo cual incide en el aumento de la presión arterial.

Insuficiencia cardiaca

El efecto prolongado de las hormonas asociadas al estrés sobre el corazón y los vasos sanguíneos hacen que éstos trabajen de manera forzada, como una máquina sobrecargada, lo cual genera un desgaste y fatiga sobre todo el sistema cardiovascular que, en el mediano o largo plazo, le produce una insuficiencia cardiaca a la persona afectada.

Cambios en el peso

Las personas que están sometidas a situaciones o agentes estresantes por tiempos prolongados pueden adoptar hábitos de vida poco sanos, tales como el sedentarismo, tabaquismo, consumo de alcohol en exceso o ingesta de alimentos poco saludables, los cuales a su vez son causas de obesidad, sobrepeso y enfermedades cardiovasculares.

Diabetes

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica, que se caracteriza por niveles anormalmente altos de azúcar (glucosa) en la sangre, y que se origina cuando el páncreas no es capaz de producir suficiente insulina o el organismo no utiliza la insulina eficazmente para controlar y regular el metabolismo del azúcar.

Algunos factores de riesgo asociados con la diabetes incluyen la obesidad, el sobrepeso y los hábitos de vida poco saludables.

De este modo, si bien el estrés no es una causa directa de la diabetes, forma parte de lo que la Organización Mundial de la Salud denomina las “causas de las causas”, es decir, una condición subyacente que promueve directamente las causas de la enfermedad.

Problemas estomacales

Uno de los efectos más típicos y comunes de todos los tipos de estrés es la aparición de problemas estomacales o malestar estomacal.

Adicionalmente, el estrés puede aumentar el colesterol y los triglicéridos en la sangre, causar diarrea o estreñimiento, y también producir o agravar procesos inflamatorios, todo lo cual tiene la capacidad de afectar al sistema digestivo.

¿Cómo controlar el estrés? 7 recomendaciones médicas

A continuación, te presentamos algunas recomendaciones médicas para el control del estrés.

Identificar los signos y síntomas del estrés

En nuestra vida cotidiana se presentan con frecuencia situaciones y agentes estresantes los cuales, muchas veces, no podemos evitar.

Es muy importante aprender a identificar y reconocer los signos del estrés, y distinguirlos de los síntomas de otras enfermedades y condiciones de salud, y así poder tomar las medidas adecuadas para controlarlo.

Mantener una dieta saludable

Mantener una dieta sana es una de las principales estrategias para el control del estrés. El consumo de agua, frutas y vegetales frescos, carnes magras, granos y cereales integrales, le aporta energía a su organismo de forma natural y equilibrada.

Evite el consumo excesivo de cafeína, de bebidas alcohólicas y gaseosas, de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar, sal o de aditivos tales como conservantes, colorantes y saborizantes artificiales. Evite el consumo de tabaco y drogas.

Hacer ejercicio

Hacer ejercicio regularmente evita el sedentarismo y otros hábitos de vida poco saludables, permite la liberación de tensiones que se acumulan en su organismo, especialmente a nivel muscular, y contribuye a despejar su mente.

También promueve la generación de endorfinas, un tipo de hormonas que contribuyen a su bienestar físico y emocional.

Se recomienda realizar actividades físicas que sean de su agrado, tales como caminar, correr, nadar, bailar, montar bicicleta o practicar algún deporte, durante al menos 30 minutos diarios

Dormir suficiente

Dormir suficiente es indispensable para proporcionar el descanso necesario a su cuerpo y a su mente. Se recomienda dormir entre 7 y 8 horas cada noche.

Esto le proporcionará más energía, lo ayudará a pensar con más claridad, concentrarse mejor y desarrollar mejor sus capacidades.

Practicar técnicas de relajación

Existen numerosas técnicas de relajación recomendadas por los especialistas médicos y los terapeutas para el manejo del estrés. Entre algunas de ellas se pueden mencionar la meditación y el yoga.

  • Meditación: existen numerosas técnicas de meditación, pero todas ellas son útiles para lograr el relajamiento y la reducción del estrés. Adicionalmente, la meditación ayuda a disminuir la presión arterial, bajar la frecuencia cardíaca y mejorar la calidad del sueño.
  • Yoga: el yoga es una disciplina originaria de la India que combina posturas corporales con técnicas de relajación, meditación y respiración para beneficio del cuerpo y de la mente. Aunque se puede practicar solo, si usted es un principiante lo recomendable es tener un entrenador calificado y consultar a su médico antes de comenzar a practicarlo.

Conectarse con sus seres queridos

Acercarse, comunicarse y compartir con sus familiares, amigos y seres queridos, de una forma asertiva, puede ayudarlo a sentirse mejor, reducir el estrés, mejorar su vida social y familiar, aumentar su confianza, cambiar su perspectiva de las situaciones estresantes, etc.

Consultar a un especialista

Si los síntomas del estrés son muy graves, persisten por mucho tiempo, o usted siente que desborda sus capacidades y no puede controlarlo, no dude en consultar a un especialista. Su médico o terapeuta le indicará cuál es el mejor tratamiento para su caso particular.

Existen ciertos tipos de estrés, tales como el trastorno de adaptación o el trastorno de estrés postraumático, que requieren el diagnóstico y el tratamiento especializado de un profesional de salud. En particular, usted debe buscar ayuda profesional si presenta alguno de estos síntomas:

  • Tiene ataques de pánico paralizantes, vértigo, latidos del corazón acelerados, respiración acelerada.
  • Siente que su desempeño académico o laboral se está viendo seriamente afectado.
  • Tiene recuerdos recurrentes de un evento traumático.
  • Tiene miedos que no puede controlar.
  • Otro que afecte significativamente su salud.

¿El consumo de suplementos nutricionales puede ayudar al manejo del estrés?

Los suplementos nutricionales contienen vitaminas y minerales que pueden aliviar los síntomas del estrés y prevenir los efectos negativos del estrés prolongado, tales como la hipertensión arterial o el riesgo de padecer diabetes. Algunas de estas vitaminas y minerales son:

El zinc

El zinc es un mineral fundamental para numerosas funciones metabólicas y celulares, entre las cuales se encuentra el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Por otra parte, como hemos visto anteriormente, el estrés prolongado tiende a debilitar el sistema inmune.

De este modo, el consumo de zinc podría ayudar a fortalecer el sistema inmunológico de aquellas personas que se encuentren sometidas a estrés prolongado, lo cual reduce la probabilidad de contraer enfermedades infecciosas virales o bacterianas.

El calcio

El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano, constituye la mayor parte de los huesos y dientes, y es necesario para numerosas funciones fisiológicas del organismo. Estudios médicos recientes han asociado un consumo adecuado de calcio con una disminución de la tensión arterial sistólica y diastólica.

En este sentido, el consumo apropiado de calcio podría contribuir a la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial moderada en aquellas personas que padecen estrés crónico.

El magnesio

El magnesio es un mineral que participa en más de 300 funciones metabólicas indispensables para la vida, entre las cuales se destacan la producción de energía celular y la síntesis de moléculas esenciales.

Adicionalmente, el consumo adecuado de magnesio se ha asociado con una disminución del 8% al 15% del riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, y también en una reducción del 25% del riesgo de padecer hipertensión arterial.

La vitamina D

La vitamina D es una molécula liposoluble que regula el metabolismo del calcio y del fósforo, es necesaria para la adecuada mineralización de los huesos e interviene en el funcionamiento de los sistemas cardiovascular, inmune y endocrino.

Estudios médicos recientes reportan que el consumo apropiado de vitamina D puede disminuir en un 12% el riesgo de padecer hipertensión arterial, reducir en un 19% el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, y disminuir en un 14% el riesgo de sufrir síndrome metabólico.

Comentarios finales

El estrés es una reacción orgánica de nuestro cuerpo ante situaciones de peligro o tensión. Ciertos tipos de estrés, aquellos de corta duración, pueden ser beneficiosos porque aumentan el estado de alerta y preparan al organismo para enfrentar un riesgo o una exigencia externa.

Sin embargo, el estrés que se prolonga de forma sostenida en el tiempo, denominado estrés crónico, tiene efectos muy negativos en nuestra salud física, mental y emocional, deteriora profundamente nuestra calidad de vida, afecta nuestras relaciones sociales, y puede ser el desencadenante de otras enfermedades graves o condiciones de salud peligrosas.

El manejo y control del estrés requiere una participación activa de la persona afectada. Para controlar el estrés se recomienda mantener hábitos de vida saludables, hacer ejercicio, descansar suficiente, practicar técnicas de relajación, hacer yoga, etc. Sin embargo, si los síntomas del estrés persisten o son demasiado graves, no dude en buscar ayuda de un profesional de la salud.

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